La vivienda que se presentó al cliente, un Ingeniero Argelino, debía reunir dos características muy recurrentes en países en vías de expansión pero con una gran carga cultural y social, esto es, una estética y funcionamiento muy ligado al mundo occidental, imagen de desarrollo futuro, pero guardando el aire y la estética de su cultura, tan magnífica como lo es la arquitectura musulmana.
El solar donde se sitúa la vivienda es de una dimensión muy reducida y el programa pedido por el cliente muy extenso.
Esto da como resultado un volumen exagerado para los limites de donde se inscribe. Para resolverlo, se ha fraccionado el volumen en otros más pequeños, maclados y superpuestos, volúmenes cerrados y contundentes, austeros, como siempre ha sido la arquitectura árabe, como lo es la Alhambra, dejando la riqueza espacial y decorativa para el interior.
El interior se relaciona con el exterior de forma indirecta, siempre a través de las rasgaduras, los intersticios que urgen entre las piezas, dirigiendo las vistas de cada estancia, hacia un espacio exterior diferente, también elaborado en distintos niveles, de manera que se multiplique la sensación de espacio.
En el interior, las arquitecturas musulmanas siempre han utilizado el elemento vegetal, como ornamento, en esta vivienda también. La vegetación entra y sale de la vivienda por las mismas apertura por las que entra la luz y las vistas, a modo de filtro, ya que la vivienda está rodeada de otras viviendas a muy corta distancia.