Desde el principio la forma de U, fue la elegida. Esta forma es típica de este tipo de programas, que convenientemente arboladas, nos dan un magnifico espacio exterior, para la preparación de los caballos o para las conversaciones de los jinetes antes y después de montar.

La plaza cuadrada, dividida en 9 cuadrados regulares donde se sitúan los arboles, unido a la fuente alargada, está inspirada en la antigua y magnifica tradición de plazas andaluzas de reminiscencia árabe.

Los caballos, al ser seres vivos, necesitan por lo tanto toda una serie de requisitos para vivir en un recinto cerrado. Los más importantes, son una adecuada ventilación, que debe ser constante y una buena iluminación natural. Los lucernarios típicos, unen en la misma pieza, la entrada de luz y el control de la lluvia, lo que obliga a un continuo mantenimiento de apertura y cierre. Para evitarlo y para que los caballos, siempre estén confortables y sanos, se diseño la cubierta con un lucernario abierto, sin ventanas, pero solapando las dos aguas de la cubierta de manera que nunca entrase la lluvia, sirviendo además como chimenea, gracias al ” efecto Venturi”, por lo que actúa como ventilador natural, al generarse corrientes de convección verticales. Una manera nueva de entender una cubierta clásica de dos aguas.

La madera, material utilizado habitualmente en este tipo de instalaciones, aquí se ha utilizado de manera más actual, con grandes vigas de madera laminada de sección variable, confiriéndole un aspecto más moderno. Los pilares se separaron del muro de cierre interior, de manera que crea una plaza hipóstila, que da ritmo y dinamismo por su inclinación. De manera muy sencilla, se consigue una gran riqueza visual.