Proto-ciudad Sostenible

LA SOLUCIÓN

Cuando se nos planteó la creación de una agrupación de 2000 viviendas, una de nuestras preguntas fue de cuánto espacio disponíamos. Al no ser éste un condicionante, la respuesta fue una vez más, la libertad de elegir o mejor dicho, de adaptarse a distintas posibilidades o lugares.

Nuevo problema, si no sabemos el lugar exacto, ¿a qué trama urbana debemos adherirnos como extensión de lo existente? ¿cómo saber la direccionalidad de las calles, las reglas de crecimiento?. La respuesta nos la dio Brasil.

En arquitectura, las referencias del lugar son fundamentales y cuando buscamos estas referencias en Brasil, encontramos un denominador común: las curvas, lo sinuoso, la elegancia y sensualidad de naturaleza que de forma orgánica y que se adapta de forma lógica con el mínimo esfuerzo.

Las curvas son patrimonio de Brasil, como las diagonales lo son de Francia o las cuadriculas lo son de las primeras ciudades griegas y romanas.

El otro gran patrimonio de Brasil, es su naturaleza.

Las muestras de crecimientos en la naturaleza son infinitos, solo hay que mirar a nuestro alrededor, nosotros lo hicimos en una cebolla, en una alcachofa, en una rosa, en los anillos de los árboles, todos ellos crecían protegiendo algo en su interior, a base de capas y mas capas, como el hojaldre y con una fuente de vida que les llega por un conducto de savia.

Así la ciudad empezó a dibujarse como un núcleo interior, donde están los equipamientos y zonas más públicas, desde donde se conecta con una gran vía que conecta a cualquier punto de la ciudad. Luego aparecieron las capas, los anillos, como barreras permeables a la vegetación, que se entrelacen de forma natural.

La vegetación está presente en cada rincón de la ciudad, esto se consigue liberando los espacios propios de cada bloque reduciéndolos al restringido a los automóviles bajo los edificios, lo que le rodea no refleja calor, sino frescor, no es inerte, sino conquistable como quieran sus habitantes.

La ciudad puede crecer tanto como quiera, sumando anillos o prolongando los ya existentes, sumando edificios, sumando barreras verdes, de parques o naturaleza libre y sincera, no diseñada. Estos anillos hacen el efecto de las diagonales en las tramas reticulares, circular con rapidez de un lado a otro de ciudad. El crecimiento en forma de “anillos permeables” tiene una gran ventaja para la dimensión humana, por muy grande que sea la extensión o el número de capas, es fácil y rápido llegar al corazón.

Cada unidad o célula compuesta por dos bloques es abierta, para permitir la libre circulación peatonal, los “caminos alternativos”. Son lugares de transición, espacios donde todo puede ocurrir.

Una ciudad pensada para el que camina, el que pedalea, para que nunca se tenga una vista truncada por un muro sino visiones laterales , transversales, incluso infinitas en las curvas a las que no se les ve el final. Que nos hable de futuros por escribir. Una ciudad donde los bloques no se alinean, no se “alienan”, discurren con libertad como siguiendo su camino.